En 1918, un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba comenzó una protesta para reclamar y exigir profundas reformas en la universidad.
En ese momento, cursaban 1.500 estudiantes varones; las cátedras contenían lineamientos eclesiásticos, distantes de la ciencia; había docentes encarnados en sus materias por herencia; profesores que no integraban el gobierno universitario; egresados obligados a jurar sobre los Santos Evangelios; y era escaso o inexistente el material académico de izquierda y que contradijera la teoría religiosa sobre la creación del mundo.
Luego de varias huelgas, el presidente Hipólito Yrigoyen decidió intervenir y llamó a la elección de un nuevo rector para el 15 de junio, con triunfo del sector conservador. Ese día, el movimiento estudiantil elevó sus consignas libertarias.
Ante esta situación, los jóvenes comenzaron a conformar un movimiento “Pro Reforma”. El comité estudiantil tejió una serie de alianzas con organismos locales, representantes de la clase política y otras universidades, particularmente la de Buenos Aires. Esta última relación contribuyó a radicalizar el movimiento reformista cordobés.
El 21 de junio, la Federación Universitaria de Córdoba (surgida del movimiento Pro Reforma) publicó el emblemático “Manifiesto Liminar”, que establecía los principios del reformismo bajo el título “La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América”. Este documento también expresaba una profunda crítica a una universidad conservadora y a un régimen que, en sus palabras, había llevado a “mediocrizar la enseñanza” y a combatir la ciencia.
La libertad de cátedra, los concursos para profesores, el cogobierno entre docentes, graduados y estudiantes, y la gratuidad universitaria -que se incorporaría más tarde-, fueron algunos de los postulados que plantearon los jóvenes mentores de la Reforma.
El reclamo finalmente se hizo escuchar y se introdujeron cambios a los estatutos. La gesta estudiantil en Córdoba constituyó uno de los movimientos de transformación universitaria más relevantes en la historia de las instituciones educativas superiores de América Latina, al democratizar el gobierno de las universidades y abrir la oportunidad de acceder a un título universitario a los sectores medios.